Elena Adell, original de Barcelona, empezó sus estudios en Restauración en la escuela Sant Ignasi – Sarrià, donde estudió también una especialización en alta cocina.

Trabajó en diferentes restaurantes de Estrella Michelín (Manairó, Dos Cielos) y también pasó una temporada en el Châteaux de Riell, Francia (Relais Châteaux).

Después de esto, quiso seguir formándose en aquello que siempre le había gustado más: la pastelería.

Entró en el gremio de pastelería de Barcelona y por fín cumplió uno de sus sueños: trabajar en Bubó, pastelería que ella consideraba un referente y un imprescindible.

Allí estuvo casi 3 años, donde empezó de ayudante y llegó a jefa de pastelería.

Aprovechando tanto sus conocimientos en pastelería como en cocina, preparó la apertura como jefa de cocina del restaurante del grupo Metropolitan Club en Badalona.

 


Entró en Sant Croi como jefa de obrador a las órdenes directas de Albert Roca (Ganador de Mejor Croissant de mantequilla de España en 2009 y 2018) donde juntos hicieron una renovación de la pastelería tradicional.

Desde hace ya dos años, es profesora den el curso de alta cocina en la escuela Sant Ignasi – Sarrià en Barcelona.

Actualmente, está dedicada al 100% a la apertura de la escuela fundada junto a su socio Hans Ovando, preparando la apertura de Bee Chef Online School, la escuela online con una renovada oferta formativa.

Conociendo mejor al chef….


¿Qué te llevó a especializarte en pastelería?

La verdad es que siempre, desde pequeña, me había gustado preparar bizcochos con mi madre, o buñuelos y torrijas con mi abuela. Son de esas cosas que te llaman por dentro. Para mí la pastelería es poder sorprender, dar felicidad en un bocado.

¿Cuál es tu ingrediente favorito?

Bufff, qué difícil! No podría elegir solo uno… Así que diré dos: la vainilla y la canela.

¿Qué te ha llevado a dedicarte a la formación?

Creo que casi todos los pasteleros ejercemos también un poco de profesores. En todos los obradores los pasteleros más experimentados enseñan a los nuevos que van llegando transimitiendo su conocimiento.  En mi caso, me gusta enseñar y transmitir los míos. Enseñar a las nuevas generaciones de pasteleros es una gran responsabilidad y además te obliga a renovarte y actualizarte constantemente. Siempre digo que llegué a la formación casi de casualidad, pero he hecho de ella mi trabajo, mi día a día. Y como digo a mis alumnos, ellos son los que hacen que yo también siga aprendiendo, y exigirme ser mejor que el día anterior, para poder estar a la altura de lo que ellos esperan de su profesor.

 

 

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